No sé si no haber pronunciado jamás la frase: "toda mi vida he deseado..." es un logro o un absoluto fracaso.
A veces pienso que nunca he ansiado tanto algo como para poder pensar que lucharía sin fin hasta lograrlo.
No tengo un sueño que alcanzar, una meta, una ilusión, un objetivo claro. No tengo ambiciones ni desengaños.
No ser una soñadora hace que mi vida sea tranquila, feliz, pero, a la vez me hace sentir que no hay nada por lo que arriesgarlo todo, por lo que cometer una locura.
A veces lo considero una virtud, porque todo me parece bien, no me llevo desengaños ni frustraciones, "podría ser peor" suelo decirme con frecuencia, sin embargo tengo miedo de que esto realmente esconda que me sea cómoda y conformista.
Me atrevo a decir que tengo todo lo que quiero, no sé que espero de la vida. Si quiero bailar, bailo y no ansío más de lo que tengo; si quiero un buen trabajo lo busco y no pretendo más. No quiero destacar ni pasar desapercibida, no quiero arriesgar ni mucho menos estancarme. Quiero vivir y encontrar motivos por los que sonreir.
No puedo evitar sentir que necesito que todo lo que yo hago pueda ser útil para alguien, necesito que alguno de mis movimientos signifique algo en este mundo de locos. Me gustaría montar una revolución y luchar contra todo lo que no me gusta, pero no me atrevo.
Soy incapaz de sentir que algo merece tanto la pena como para que sea lo que me dé fuerza para levantarme cada mañana, no tener una causa por la que luchar puede ser un enorme fracaso.